Friday, December 2, 2011

Las valkirias

Bajo la umbría maza arbórea que circunda
a la planicie gigantesca de Vigrid,
tejen las redes de la guerra las valkirias
mientras esperan a los que hoy han de morir.

Serán las vidas de los héroes más valientes
de los que pongan pie en el campo de batalla,
las que se lleven las escoltas de la muerte
a la divina fortaleza de Valhalla.

Tan lacerante es la tristeza del momento,
tan irreal como la luz que da la luna,
Cuando ellas llegan, cual si fueran buitres negros,
tomando almas y dejando solo tumbas.

Se irán al norte iluminando todo el cielo
con los destellos de sus regias armaduras
y en sus corceles alados, victoriosas,
cabalgaran hasta perderse en las alturas.

La diosa Feyja, que comanda a las guerreras,
las ha de guiar a su morada en el Vingolf,
y en Einherjars se tornaran los elegidos
para luchar cuando se acerque el Ragnarok.

Tibio amor

Si te contara, cuantas veces te he esperado
Sentada sola en este banco de la plaza,
Y esperando a que te dignes a mirarme,
Sin querer, casi perdi hasta la eperanza.
Tibio amor, donde has estado?
Di, que hacias? mientras yo aqui te esperaba,
Sola y triste con los años me he quedado
No me digas que para mi, ya no hay nada.
Tibio amor, tu no me has tocado nunca
No has dejado que me sienta enamorada
No rociaste mis mejillas con tus besos,
No dejaste que compartiera mi almohada.
Tibio amor, ya mi piel se ha marchitado,
Pero aun sueño con vivir acompañada
Y es por eso que aunque mucho te he eperado,
Sola y triste continuo aqui sentada.

Tal vez

Tal vez alguna tarde
al doblar en una esquina
me encuentre con tus ojos
y como aquella vez…
me brindes tu mirada,
te brinde una sonrisa,
y siga caminando
queriéndome volver.

Tal vez piense en tus labios
al tiempo que me alejo,
tal vez tú te des vuelta
y me mires otra vez,
o tal vez simplemente
tú sigas tu camino y…
yo doble en otra esquina
y no te vuelva a ver.

Silfide

Ella camina sigilosa por el bosque,
Sus pies descalzos, casi flotan en la grama,
Y se desliza suavemente entre las ramas retorcidas
Que aunque quisieran, no tocarian su cara.

Plateados rayos de luna juguetean
Entre los pliegues de seda de su falda,
Y sus cabellos renegridos, como hilos de la noche,
En vano tratan de ocultar su esbelta espalda.

Sus tibias manos acarician las retamas,
Los aguijones de las zarzas, no la dañan,
Y al suave toque de sus dedos, florecen rojos los enebros
Y el bosque entero cae rendido a sus plantas.

Cuando anochece y el sol huye, no se adonde,
Por la ventana de mi cuarto, ella se escapa,
Y mientras yo quedo dormida, mi alma busca compañia
Entre las silfides que por el bosque vagan.

Tristeza

Ya has venido a verme
Pues en otras ocasiones,
He sentido tu presencia
Acechando en los rincones,
Se que quieres ocultarte,
Pero se donde te escondes
Y aunque intentes atraparme,
No dejare que lo logres.

No zozobrare en tu mar
Pues se de tus intenciones,
Quieres arrastrarme al fondo
Y robar mis emociones,
Pero no será tan fácil
Lograr lo que te propones,
Luchare como guerrera
Si en mi vida te interpones.

Conozco tu rostro, tristeza.
Usas un velo de llanto
Y camuflándote en las sombras
Logras llegar a mi puerta.
Ya no puedes engañarme,
Y aunque vengas disfrazada,
Con mi risa como espada
Te cortare la cabeza.

Seis sentavos

Yo no se que me pasa en estos días,
mi corazón late mas apresurado,
es que tengo una amiga hace algún tiempo
de la cual, creo estoy enamorado.

Cuando viene a mi casa algunas veces
a jugar, conmigo y mis hermanos
siento en el pecho como si mil pajaritos,
al mismo tiempo quisieran salir volando.

Cuando una tarde me dijeron: “esta enferma”
me puse triste, me sentí muy preocupado,
yo que creía “las princesas no se enferman”
y descubrí que me había equivocado.

Me siento alegre cuando a veces pienso en ella,
en su sonrisa y en su pelo alborotado,
tal vez un día, cuando crezca y sea grande,
tome coraje y la invite a ir a algún lado.

Más, por ahora aunque quisiera yo no puedo
comprarle flores o llevarle algún regalo
no salgo solo, soy chiquito y tristemente
en mi alcancía... solo tengo seis centavos.

Promesas muertas

Fue en una tarde de otoño, en el umbral de mi puerta,
dijiste que me querías, me pediste que te quiera
y mirándome a los ojos me cubriste de promesas.
Que bien me sentí en tus brazos… y sin sospechar siquiera
que tu alma era tan oscura te deje que me quisieras.
Y ahora…
navegan a la deriva en un mar de oscura niebla
con los ojos entornados y las bocas entreabiertas
los espectros demacrados de tus álgidas promesas.
Me llaman con sus gemidos, tocan despacio a mi puerta,
las dudas me dicen que abra y mi lucidez, que no atienda
y a mis oídos tu voz, que ahora me suena ajena
intenta con mil lisonjas, que vuelva a creer en ellas.
Me dice que no es verdad, que no han muerto tus promesas,
que están ancladas en tu alma, que solo valla por ellas,
que escuche a mi corazón, que el sabe que son ciertas
esas promesas de amor que me diste medio envueltas
entre caricias y besos, en el umbral de mi puerta.
Como quisiera creerte! Y confiar en tus promesas,
pero ellas son solo espectros de tu alma gélida y negra
y mi corazón no entiende que si sucumbo ante ellas
me perderé en el abismo de tu mar de oscura niebla,
porque aunque digas que no…
tus promesas están muertas.

Llevame

Viento, llévame ahora en tu vuelo
A conocer otras tierras,
Llévame por anchos valles
Y empinadas cordilleras.

Piérdeme en bosques profundos,
Encuéntrame en frondosas selvas,
Hazme flotar en las nubes
Y enrédame en las tormentas.

Llévame a ver los rincones
Más ocultos de la tierra,
Sopla como un huracán,
Hazme tocar las estrellas.

Juguemos entre las olas
Con sus espumosas crestas
Y descansemos en la playa
Con sus doradas arenas.

Viento, tú que sabes muchas cosas
Y no sabes de fronteras,
Muéstrame adonde va el día
Cuando la noche se acerca.

Comencemos nuestro viaje
Antes de que caiga muerta
Y el otoño me convierta
En otra simple hoja seca.

Una tragedia en el cielo

La noche con sus amigos disfrutaban de un encuentro
La luna, la bruma, el viento, las estrellas y el lucero,
Todos vestidos de gala festejaban en el cielo.
La noche estaba radiante con un magnifico velo
Que caía por su espalda suave como el terciopelo.
Su largo cabello negro brillaba con mil destellos
Y se acerco a cortejarla un cometa aventurero,
Ella acepto complacida y bailo con el forastero
Pero sucedió que el sol, de lejos la estaba viendo,
El no estaba invitado al fantástico festejo
Y cegado por los celos, no lo pensó ni un momento.
Algo terrible ocurrió, de rojo se tiño el cielo.
El sol hirió a la noche con una flecha de fuego.
“La noche esta moribunda”! grito aterrado el lucero,
“Con lagrimas de rocío que nublan sus ojos negros”
Mientras algunas estrellas corrieron a darle aliento
Sabiendo que estaba herida y moriría en el intento
Por continuar siendo reina, como al principio del tiempo.
La luna, como un fantasma, se escapo con el lucero
Y la bruma misteriosa, se fue en los brazos del viento.
Todos los astros huyeron, el lugar quedo en silencio,
La noche yacía inmóvil, cerrados sus ojos negros.
El sol se puso su traje de anaranjados reflejos,
Trepo por el horizonte, sin ningún remordimiento
Por lo que había ocurrido hacia solo un momento
Y se instalo en las alturas, sonriendo muy satisfecho.
Por eso nadie lo mira, lastima con sus destellos
Y esta solo y sin amigos, allá en lo alto del cielo.

Entonces

Cuando el río se canse de correr enloquecido,
Cuando las rosas duren para siempre,
Cuando el viento se convierta en un suspiro,
Cuando el sol se esconda por el Este,
Cuando brille el lado oscuro de la luna,
Cuando no embruje el fulgor de las estrellas,
Cuando los cactus florezcan en penumbras,
Cuando el desierto ya no tenga mas arena...
Sabrás entonces que he dejado de pensarte,
Que he renunciado a la locura de tenerte.
Cuando este mundo gire para el otro lado
Sabrás entonces, que he dejado de quererte.

Cuando te vi

Lo supe en cuanto te vi,
Que no podría escaparme
Y siempre seria cautiva
De tu forma de mirarme.

Lo supe en cuanto te vi,
Que adoraría tus besos
Y tus manos jugueteando
Entre mis largos cabellos.

Lo supe en cuanto te vi,
Que tu sonrisa seria
La causa de mis desvelos
Y la razón de mis días.

Lo supe en cuanto te vi,
De ti me enamoraria
Y si un día me faltaras
De amor yo me moriría.

Por eso cuando te vi,
Cruce la calle en la esquina
Y observe del otro lado
Como te ibas de mi vida.

Cancion de despedida

La noche se ha dormido a la vera del camino
y el rio sigue fiel los recodos de la orilla,
la luna y las estrellas los contemplan asomadas
entre las humeantes manchas de niebla blanquecina.

En la corriente flotan los rizos de los sauces
son apenas perceptibles sus ondas cristalinas
los grillos que se esconden entre los matorrales
murmuran una triste canción de despedida.

Le cantan a la noche que siempre esta de paso,
le cantan a las aguas en su viaje de ida,
le cantan a la luna y también a las estrellas
pues todos se habrán ido cuando despunte el día.

Abre tus alas

Abre tus alas... y vuela,
Déjate llevar, no pienses,
Cierra los ojos y sueña.
Que la brisa de la noche
Se cuele por tu melena.
Siente como te desprendes,
Imagina que te elevas.
Que el mundo quede a tu espalda,
Que todo desaparezca,
Vuela más allá del cielo
Atraviesa las fronteras.
Con la punta de tus alas
Acaricia a los cometas,
Hazte un vestido de nubes,
Juega con polvo de estrellas.
Ve al rededor de la luna,
Imprime en ella tus huellas
Y que su luz te acompañe
En el camino de vuelta.
Si de verdad lo deseas,
No hay nada que no se pueda,
Ningún lugar esta lejos
Cuando te duermes, pequeña.

Abre tu Alma

Ven… y siéntate junto a mí,
escuchemos juntos al viento cantar
entre las espigas de trigo ya maduras.
Con los pies descalzos, rocemos apenas
las aguas cristalinas que habitan la laguna.
No digas nada… tan solo escucha.

Ven… y siéntate junto a mí,
que el tibio aliento de la tarde
se duerma entre tus cabellos,
extiende las manos, despacio
y deja que la brisa se cuele entre tus dedos.
Se lo que piensas… es como un sueño.

Ven… y siéntate junto a mi,
cierra los ojos y bríndale tu cara al sol,
déjalo que te acaricie
y siente la tersura de sus dedos de seda.
Se como un ave, se parte del paisaje.
No digas nada… tan solo vuela.

Ven, abre tu alma… y siéntate junto a mí.

Promesa de Amantes

Que fríos están los campos,
que nublada esta la tarde,
que triste se halla mi alma
desde que tú te marchaste.

Juraste que volverías
y yo prometí esperarte,
pero el tiempo, que es ladrón,
roba promesas de amantes.

Cansados están mis ojos
de tanto estar vigilantes,
esperando a que regreses
para correr a abrazarte.

El horizonte se apiada
de mi pupila expectante,
y me muestra tu figura
entre la bruma del valle.

El sol disipa las nubes…
tu boca vuelve a besarme…
amor, has vuelto conmigo,
nunca vuelvas a dejarme!

Extinto

Hace ya tiempo, se ha apagado nuestra hoguera
y de un amor que parecía eterno,
blancos fantasmas de humo solo quedan
desintegrándose entre las ondas del viento.

Ya las caricias y los besos, no son ciertos
son solo “intentos de amor”, breves chasquidos,
que nos envuelven a los dos, de vez en cuando,
en un capullo gris de gélidos suspiros.

Ya no hay mas fuego y nuestra hoguera yace extinta
de ese calor que nos quemaba en el pasado,
nuestras miradas no se buscan y se evitan
porque no estamos como ayer…enamorados.
Hoy solo quedan cenizas moribundas
que han perpetuado entre nosotros al silencio,
hace ya tiempo, se ha apagado nuestra hoguera,
murió un amor…que yo creía eterno.

El viento tiene un secreto

El viento tiene un secreto
que revelarme quisiera
más, como yo voy de paso
me pide que me detenga.
Dice que ha visto al arroyo
acariciando a las piedras
que se han cubierto la cara
con verdes mantos de seda.
Me siento junto al arroyo
a oír lo que el viento cuenta,
que las zarzas de la orilla
están celosas de las piedras,
que quisieran verse hermosas,
tan atractivas como ellas,
y se enredan mantos verdes
en las frágiles caderas
esperando que el arroyo
por un instante las vea,
pero el pasa indiferente,
pensando solo en las piedras.
Dice el viento que de noche
y sin que nadie las vea,
las zarzas con sus espinas
rasgan los mantos de seda
con que se cubren la cara
las piedras de la rivera,
para que al amanecer,
con la luz se vean feas
y así, talvez el arroyo
vuelva la vista hacia ellas
que tienen mantos envueltos
en las frágiles caderas.
Pero el arroyo acaricia
de nuevo las caras negras
de las piedras que tranquilas
no temen el verse feas
y las cubre nuevamente
con verdes mantos de seda.
Las zarzas, que son coquetas
florecen en primavera
y le arrojan al arroyo
sus flores y frutas negras,
mientras miran desafiantes
a las renegridas piedras
que lejos de impacientarse,
continúan en la arena
dejándose acariciar
por la corriente serena.
Después de algunas semanas
las zarzas mueren de pena
dejando sus esperanzas de conquista bajo tierra.
Tal vez el próximo año
el arroyo las advierta
y también las acaricie
como lo hace con las piedras.
Las zarzas nunca entendieron
que no basta el ser coquetas,
que hay mucho más que atracción
entre el arroyo y las piedras,
y es un amor verdadero,
aunque esto a ellas les duela.

Destiempo

Cuando caiga la ultima gota de lluvia
Sobre el verdor de aquel lejano prado,
Comprenderé que te has ido para siempre
Y nuestro amor habrá quedado en el pasado.

Cuando el viento haya arrancado por completo
Hasta la ultima hoja de aquel árbol,
Comenzare a llorar por tu partida
Y a preguntarme, por que me has abandonado?.

Cuando las aves ya no aniden en los techos
De aquellas casas que se ven hacia un costado,
Intentare convencerte de que vuelvas
Y que te quedes para siempre aqui a mi lado.

Cuando ya no hayan más niños aburridos
Tras las ventanas con cristales empañados,
Tal vez me digas que estaras siempre conmigo
Y que yo soy lo mejor que te ha pasado.

Cuando a las 6 cierren esta galeria
Y ya no pueda contemplar más este cuadro,
Caere en la cuenta de que he imaginado todo
Y que a mi vida solitaria aun no has llegado.

El Camino

Camino despacio y con sigilo,
pues en esta noche sin luna
la bruma me impide ver
por donde sigue el camino.

Aunque lo intente, no veo.
Todo esta envuelto en penumbras,
Quiero correr y no puedo
El vacio me rodea, mi camino se derrumba.

Extiendo mis manos, que tiemblan
Al sumergirse en la nada,
Ya no soporto esta noche!
Quiero ver la luz del alba!

“El alba esta en tu interior”
me susurra una voz clara,
“Y solo depende de ti
tener mañanas soleadas”.

Balada de los Mineros

Sesenta y nueve jornadas
una sola noche fueron,
una noche interminable
de oscuridad y de encierro.
Los ruegos que se escaparon
del vientre de oro materno,
subieron hacia la luz,
se treparon por los cerros,
y llegaron mas allá
de donde se acaba el cielo.
Sesenta y nueve jornadas
duro la preñez del suelo,
y hasta los que no creían en los milagros…
creyeron.
El parto empezó de noche,
y entre los oscuros cerros
la Madre Tierra dio a luz
a treinta y tres hijos nuevos.

Poema de la Indiferencia

Hoy camine a tu lado
fingiendo indiferencia,
y sabiendo que tus ojos
se posaban en mí,
debí apurar el paso
y así ocultar la evidencia
de este amor que me consume
desde el día en que te vi.

Y no sabrás lo que siento
aunque al viento yo le diga
que te susurre al oído
cuanto ansío tu calor,
porque es el viento el que sabe
que solo sueño contigo,
aunque nunca seas mío
porque de otra es tu amor.

No sabrás que me estremezco
si adivino tu presencia
(porque si te encuentras cerca
yo no dejo de temblar)
y aunque sienta en tu mirada
ese fuego que me quema…
me alejare sin mirarte
y te amare aun más.

Fidelidad

Fidelidad, es mas que amor
Y eso es lo que de ti esperaba,
Después de cuarenta años
De compartir esperanzas.
Pensé que éramos felices,
Mientras tú, a mis espaldas,
Derramabas tus caricias
Sobre la piel de una extraña.
No te importo lastimarme
Y dejarme abandonada,
Después de haberme gritado
Que tu a mi, ya no me amabas
Y que era un castigo verme
Junto a ti, cada mañana;
Ahora me llamas y dices
Que sin mi, tu no eres nada.
Que irónico es el destino
Que siempre te da revancha,
Porque soy yo la que ahora
De ti, ya no quiere nada.

Desventurado Corazon

En los dominios del amor te aventuraste
e ilusionado coqueteaste en su presencia,
si bien, te dije que el podía lastimarte
nunca creíste, corazón, que sucediera.

Desventurado corazón, te enamoraste
y sin pensarlo palpitaste entre sus brazos,
te adormeciste en el calor de su mirada,
creíste todas las promesas de sus labios.

Enamorado del amor, te construiste
un universo que duro solo un instante,
quedaste solo, corazón, y aunque te duela
fuiste un ingenuo soñador, te equivocaste.

Ahora quieres estallar dentro del pecho,
si estas herido, es porque lo quisiste así,
yo te previne del amor, de enamorarte,
pues no quería, corazón, verte sufrir.