Tengo muchas
cicatrices,
resabios de
las heridas
que le causan
a mi amor propio
las hojas de
papel,
que
conteniendo un poema inconcluso
o acaso ya
terminado,
no dice lo
que yo quiero
o como quiero
decirlo.
Cada hoja que
se transforma
en otra pieza
de mi basural
y termina a
mis pies,
agonizante
es una nueva cicatriz.
Cada poema,
cada verso sale a la luz
soñando con
ser el mejor
y al no
lograr atravesar el tamiz de mi juicio,
mi propio
juicio,
pierde las
esperanzas
y se amontona
con los otros
en mi
creciente basural
para dormir
un sueño eterno,
después de
haberme lastimado.
Soy una
cicatriz
formada por
muchas cicatrices
ganadas tras
largas horas
de intentar
volcar en el papel
lo que siente
el corazón...
y no
lograrlo.
Es una
batalla,
batalla de
sentimientos y palabras,
quien ganara?
Son muchas
cicatrices,
muchos
papeles en el piso,
son soldados caídos
y esa,
esa es su
fosa común,
trataron,
lucharon, pero perdieron
su
oportunidad de ser héroes.
Cicatrices,
casi héroes.
Mi juicio,
mi propio
juicio,
enemigo
poderoso que no tiene compasión,
feroz y
armado hasta los dientes,
rocía sobre
mis páginas sus venenos
casi siempre
mortales,
letales
venenos.
Algunas
estrofas malheridas
yacen
entablilladas entre las hojas,
tal vez
corran con suerte y vuelva a ellas...
las rescate...
tal vez.
Mientras,
allí estarán esperando
con la
incertidumbre como enfermera.
Otras,
desahuciadas, con seguridad morirán
en el olvido.
Aunque
tuvieron sus minutos de esperanza,
que es más de
lo que otras tuvieron
ya que
murieron con los primeros versos
ahogadas,
justo cuando pisaban
el campo de
batalla,
justo cuando
creían tenerla,
soñaban con
la gloria.
Cuantos
caídos!
Casi héroes.
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