Que fríos están los campos,
que nublada esta la tarde,
que triste se halla mi alma
desde que tú te marchaste.
Juraste que volverías
y yo prometí esperarte,
pero el tiempo, que es ladrón,
roba promesas de amantes.
Cansados están mis ojos
de tanto estar vigilantes,
esperando a que regreses
para correr a abrazarte.
El horizonte se apiada
de mi pupila expectante,
y me muestra tu figura
entre la bruma del valle.
El sol disipa las nubes…
tu boca vuelve a besarme…
amor, has vuelto conmigo,
nunca vuelvas a dejarme!
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